By Moonlight Blog & Literary Services | Reader, Editor, Author's PA

  Una sensación arrebatadora, sofocante, se apoderó de mí apresando mi corazón, volcándolo y cerrándome la garganta. No respiraba, el aire se había escapado de mis entrañas y parecía no querer volver. Me ahogaba sin poder actuar, estaba siendo testigo de mi propia muerte. Y el dolor, ¡qué tortura!, nunca había sentido algo similar en mi vida. Era desgarrador, como si me clavasen un cuchillo y tajeasen mis órganos repetidamente pero más profundo, intenso e inevit able.   Luché, no quería. No es justo. "Basta. No, no te ablandes, no bajes los brazos ahora. No seas débil", me decía. Pero fue precisamente esa última palabra la que me devastó, ¿débil por qué? ¿Por no poder controlar la oleada de emociones que se forjaba en mi interior? ¿Porque me importaba? Entonces me entregué, cedí, me dejé invadir por una mezcla de indignación, rechazo y tristeza profunda por sobre todo. Las lágrimas, calientes igual que el ánimo de los presentes, cayeron con furia por mis mejillas y ya nada hi

El cielo cubierto, Los pájaros piando En sus nidos, A la espera de la vuelta de su madre. Las gotas que caen, Incansables, majestuosas, Estrellándose contra el cemento. La brizna recorre las calles, Se cuela debajo de los abrigos, Saludando a los transeúntes. Recién amanecida, la bella urbe, Se transforma, por unos momentos, En algo más Que una jaula de concreto. El mar ruge, Chocando contra el arena, La bóveda celeste (hoy gris) Brama y nos ilumina. Festejan, La naturaleza festeja, Sigue siendo la reina, Incluso en la ciudad. A.C. © ¡Hasta la próxima! ;) P.D.: ¿Todavía no te suscribiste al blog? ¡Podés hacerlo haciendo  click acá !