Cuento: Perdido

  ANTES DE DEJARLOS EN PRESENCIA DE MI CUENTO, QUIERO HACER UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A MI PERSONA: MI NOMBRE ES A.C., TENGO 20 AÑOS Y SOY LECTORA EMPEDERNIDA DESDE QUE PUDE APRENDER A JUNTAR LAS LETRAS Y DARLES UN SENTIDO. A LOS 8 AÑOS LEÍ MI PRIMER NOVELA LARGA, QUE RESULTÓ SER HARRY POTTER, HOY, MI SAGA PREFERIDA. EN ESOS LIBROS ENCONTRÉ MI REFUGIO Y TAMBIÉN MI PROFESIÓN, EN J.K.ROWLING UN MODELO A SEGUIR. EN CUANTO ME ADENTRÉ EN SUS PÁGINAS SUPE QUE ESO MISMO QUERÍA HACER CUANDO CRECIERA: ESCRIBIR. POR ENDE, AQUÍ ESTOY, INTENTANDO COMPARTIR MIS PENSAMIENTOS CON EL MUNDO.

  ASÍ COMO MI AMOR POR LA LECTURA, ESTE CUENTO TIENE TAMBIÉN UNA HISTORIA ESPECIAL, LA CUAL GUARDO EN MI CORAZÓN, Y TUVO COMO RESULTADO SU PREMIACIÓN Y POSTERIOR PUBLICACIÓN EN UNA ANTOLOGÍA QUE FUE DECLARADA DE INTERÉS MUNICIPAL EN MI CIUDAD. ES UN HONOR MUY GRANDE PARA MÍ QUE ASÍ HAYA SIDO Y POR ESO LO ELEGÍ PARA SER EL PRIMER RELATO QUE COMPARTA CON UDS.

  YA SIN MÁS POR AÑADIR, LOS DEJO CON "PERDIDO":

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  Me desperté de golpe, en un lugar oscuro que no conocía, miré a mi alrededor en busca de algo que me indicase dónde estaba, pero lo que hallé fue peor de lo que podía imaginar. Yo, o al menos mi cuerpo, estaba tirado en los comienzos de un hediondo callejón, tieso, con un hilo de sangre recorriendo mi rostro. No entendía qué sucedía, ¿acaso seguía soñando? Lo último que recordaba era haberme peleado con mi novia e ido a buscar consuelo en las copas de un bar. Me acerqué sigilosamente a mí mismo, con miedo a qué pudiese ocurrir. Me observé de cerca, estaba pálido, no parecía respirar, como si estuviese… ¿muerto? Había leído sobre esto y visto escenas en muchas películas, pero nunca creído que fuese real. ¿De verdad podía esto estar pasándome a mí?

  -¿Por qué? –me pregunté en voz alta.

  -La pregunta nunca es “por qué”, sino “para qué” –respondió una voz detrás mío.

  Una figura masculina era quién hablaba. Estaba seguro de no haberlo visto nunca antes, aunque aun así me resultaba conocido.

  -¿Quién sos? –indagué.

  -¿Importa? –fue toda su respuesta-. No vine aquí a contarte mi historia, sino la tuya. ¿Querés escucharme o preferís seguir tu camino?

  No sabía qué decir, seguía sin entender lo que realmente sucedía. Sin embargo, algo en mi interior me susurró que le escuchase, que estaba allí para ayudarme.

  -Sí, quiero –susurré.

  -Bien, entonces sentate –ordenó señalando un lugar en el piso al lado suyo. Dudé sobre qué hacer, pero finalmente decidí que, ya fuese estuviese muerto o dormido, la mugre no importaría-. ¿Sabés cómo llegaste hasta acá? ¿Hasta esto mejor dicho?

  Negué con la cabeza.

  -Lo último que recuerdo es estar bebiendo unos tragos.

  -Unos cuantos, muchos más de los que deberías haber tomado. Te emborrachaste en gran manera y saliste solo del lugar donde estabas. Caminaste apenas unos metros y unos maleantes se te acercaron, querían tu dinero pero estabas tan borracho que te pusiste a pelear con ellos, inconscientemente. Te golpearon duramente, se llevaron tu dinero y te dejaron agonizando.

  -¿Eso significa que sí estoy muerto? –me dio un vuelco el corazón.

  -No me interrumpas –dijo seriamente-. Todo a su tiempo… Como te estaba diciendo te dejaron para morir. ¿Y sabés por qué bebiste tanto?

  -Por una mujer –contesté.

  -No, porque no te querés –contradijo-. No bebiste porque la mujer te dejó, sino porque pensaste que era correcto que lo hiciera, que nadie debería estar con un perdedor como vos. Que no es raro que te abandonase, como lo hicieron tus padres de pequeño contigo, quiénes vaya a saber uno por qué motivo se marcharon y te dejaron con una tía anciana que nunca te dio amor y siempre se opuso a darte respuestas, incluso hasta el día de su muerte. Desde chico creciste en una historia de desamor, construyendo dentro tuyo la creencia de que no valías, que no eras digno de ser amado. Y por esto mismo no te amás, valorás o cuidás. Aceptás que las personas abusen de vos, que te traten de manera ingrata y te abandonen en repetidas ocasiones, mientras hacés todo lo posible por conseguir un poco de atención. Buscás el amor en el lugar equivocado, nadie podrá darte lo que no te des a ti mismo. Nadie podrá amarte si vos no lo hacés contigo mismo, porque amarte es aceptarte tal cual como sos, con las cosas que te gusten y las que no, y, por ende, valorarte, cuidarte. Te exponés a riesgos como los de hoy simplemente porque tu vida no te importa, porque te sentís vacío, perdido. Ahora bien, has conseguido lo que querías, tu cuerpo está muriendo. Decime, ¿sos feliz con eso? ¿Esa idea te agrada?

  Mi mente estaba paralizada. No entendía por qué, ni cómo, pero todo lo que este individuo me acaba de decir cuadraba con la historia de mi vida, era totalmente real. Pero recién ahora, en estos momentos, con la muerte a mis espaldas, podía darme cuenta de que esto no era lo que deseaba para mi vida, no en absoluto.

  -No, me ayudaste a darme cuenta que esto no es lo que quiero o nunca quise para mí, pero que de alguna manera, de forma inconsciente, así lo buscaba. Aunque supongo que ya es demasiado tarde para lamentarlo, ¿verdad? –pregunté con un gesto de tristeza.

  -Nunca es demasiado tarde –contestó señalando hacia donde se encontraba mi cuerpo. Ahí junto a mí había una persona sosteniendo mi mano y un celular en la otra. En ese mismo instante llegó una ambulancia y la misma se puso a hablar con uno de los enfermeros que bajaron, mientras los otros me cargaban en una camilla-. Ahora andá, recuperate y hacé que tu vida valga la alegría y no la pena.

A.C. ©

Escrito el 12.09.13
Publicado en esta entrada: 15.02.15

¡Hasta la próxima! ;)

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