Reflexión: Ilumíname el faro, que estoy por llegar
Somos expertos inexpertos a la hora de querer ayudar al otro. Nos duele y hasta desespera ver a alguien que queremos mal. Pensamos mil soluciones, buscamos todas las opciones que se nos ocurran, gastaríamos todo nuestro dinero y energía para verlo bien. Nos equivocamos, nos desgastamos en el proceso, nos perdemos, lo perdemos al otro. En nuestro afán de ayudar presionamos, presionamos hacia un bienestar que ese ser no puede lograr en ESE momento y de ESA forma. Tal vez porque esos son nuestros tiempos, nuestras maneras, no las del otro. Quizás esas soluciones mágicas no sean las de nuestro afecto, no esté preparado para realizarlas, o por algún motivo deba transitar por otro camino. Los senderos difieren, lo que los une es la cima. No importa si tenemos la razón, porque el otro tiene sus razones y esas son las que lo mueven o lo estancan. Son las mismas que un día se adaptarán a un nuevo clima o tendrán nuevas necesidades que lo saquen adelante, a SU adelante. ...